La Senda de Camille, un reto

Esta vez sí, decidida a retomar el blog y darle continuidad, a ver si lo consigo.

El año pasado lo tuve bastante muerto, pero en cuanto a actividades fue bastante intenso.

Tuve la grandísima suerte de poder hacer la copa del mundo de carreras por montaña, disfrutando mucho de cada viaje y de todas las experiencias. Pero sin duda, hubo una que supero a todas las demás, y fue mi viaje a Grecia. Para ésta, que discurría por el monte Olimpo, me cogí una semana de vacaciones, así llegué allí el viernes, el sábado corrí, y disfruté del resto de días conociendo ese país maravilloso. En resumen, y ahora que he decidido tomarme un año de pausa para poder valorar y disfrutar de todo eso, me quedo con las sensaciones que encontré allí. Nunca había viajado sola, aunque siempre me ha gustado disfrutar de la soledad y hacer actividades sin compañía, me asustaba la idea de hacer un viaje, más teniendo en cuenta mi justo nivel de inglés.

Y con todos mis miedos fui y el resultado fue buenísimo, una de las experiencias más intensas que he vivido nunca.

Pero de eso ya hace un año, y una de las conclusiones fue que ese viaje conmigo misma lo tenía que repetir cuando me fuera posible.

Esta temporada no me apetecía entrar otra vez en la vorágine de carreras/trabajo/vida rápida, sino disfrutar de lo que llevo hecho e ir viendo qué me pide el cuerpo, además de tener que estudiar. Así que con ese panorama se me ocurrió que, sin falta de coger un avión, podía buscar mi aventura bien cerquica de casa, en la Senda de Camille.

Primero me lo planteé en tres días, pudiendo disfrutar y acabar cada etapa en principio sin problemas. Luego pensé que buscar el reto deportivo tampoco estaba mal, y decidí probarlo en dos.

Primer día, Linza-Candanchú, 50 km aproximadamente

Segunda etapa, Candanchú-Linza, 57 km aproximadamente

Aun siendo solo dos días, el plan para mí estaba lleno de incertidumbres: encontraré bien los caminos?, me dará miedo?, aguantaré las distancias?, cómo me levantaré y soportaré la segunda etapa?, las vacas (sí, me dan miedo), disfrutaré mucho o lo haría más en tres días??…

Esto tal vez pueda sonar exagerado, pero sin generalizar, pues no sé si es el caso de todas las chicas (espero y afortunadamente sé que no y cada vez menos), creo que tenemos más dudas y miedos a la hora de afrontar actividades en solitario. En nuestro propio círculo escuchamos cosas como: ¿pero vas sola?? Ten mucho cuidado!! Avisa en cuanto llegues… lo malo no es esto, que es con la mejor intención. Lo malo es que tengo eso metido en mi cabeza, y dispuesto a frenar mis ansias de aventura en cualquier momento. Así que el trabajo es doble, por un lado está el físico, que lo supero entrenando, y por otro el mental, que voy y lo supero sobre la marcha, a ratos mejor y a ratos peor, pero intento superarlo que es el fin.

Así pues con todas mis dudas me planté el viernes tempranico en Linza, con intenciones de llegar a Candanchú pasando por Gabardito y Lizara.

Después de pasar Tacheras ya tuve mi primer despiste pero retomé la senda sin problemas. Llevar el track es obligatorio, está muy poco marcado y en la mayor parte de los tramos, nada.

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Subiendo a Tacheras y vista atrás

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Precioso bosque de Reclusa hacia Lenito Bajo

Pequeña parada en Gabardito a coger agua y saludar a Izaskun (la guarda) y seguir hasta Linza, donde hice otra parada técnica a por agua.

Puerto de Dios te Salve

Lizara

Hasta aquí me pareció muy muy bonita, pero sin duda lo mejor de ese día me esperaba en la última parte. La subida al valle de los Sarrios es preciosa, y cuando llegué al ibón de Bernera me encontré una manada grande que no se fueron, estaban muy atentos pero tenían pocas ganas de dejar su paraíso por mi simple presencia, así que estuve un rato disfrutando de ese rincón paradisiaco y de un momento que me pareció mágico.

Paul de Bernera.

Ibón de Estanés

Después de Estanés, giro a la derecha para llegar a Candanchú por un camino espectacular que no conocía y que estaba totalmente salvaje, con un verde intenso la hierba, llenos de agua que rugía los barrancos y había que cruzar metiéndose en ellos y nubes agarradas en los montes… un espectáculo!

Hacia Candanchú y el Bosque de las Hayas.

Toca mojarse los piés

Llegada a Candanchú

A la tarde descansar en el alojamiento, aunque me di un paseo porque el pueblo estaba muerto y todo cerrado, así que subí al collado, ¡todo sea por una cervecica! 🙂

En la cena nos juntamos un alemán, una pareja de franceses, un valenciano que iba a hacer la Quebrantahuesos y el Duende Eléctrico, un artista que monta su espectáculo a pie de carretera en pruebas ciclistas y también hace conciertos y monólogos, un fenómeno! Fue curioso y estuvimos muy agusto.

El sábado para antes de las 7h me puse en marcha, con bastante incertidumbre de si me aguantaría el cuerpo y qué me depararía el día.

La primera parte fue un regalo, con nieblas agarradas en la vertiente francesa y los hayedos abetales. Hablé con un pastor que estaba ordeñando a sus ovejas y me dijo que había vivido en las cabañas de La Pierre Saint Martin y que había estado muchas veces en fiestas de Uztarroz, nuestro pueblo mundialmente conocido jeje.

Momenticos

Bosque vivo

Este día tenía pasos por el refugio de Arlet y por Lescun. La subida a Arlet es larga y preciosa, y a partir de allí hasta donde empieza la bajada a Lescun es un continuo mirador desde el que no puedes dejar de mirar y hacer fotos, eso sí, ni una sombra.

Espelunguère

Larga bajada a Lescun con varios kilómetros de carretera al sol, así que cuando llegué al cruce donde hay que girar para ir hacia Ansabere me desvié  hasta el camping para coger agua, porque no se veían casas por la zona a la que iba a ir. El camping estaba en obras y solo vi a una persona, llené mis bidones y cogí la carretera con otra vez bastantes kilómetros al sol.

Bajada a Lescun

El paisaje desde Lescun es espectacular, los montes al fondo grises con el verde de la llanura parece un decorado, impresionante. Esto si el sudor te deja abrir los ojos para ver, porque un día de calor allí abajo es como meterte en una olla a presión 🙂

Desde antes de llegar al pueblo, en el primer momento que aparecieron las moles de Ansabere, Anie, la Mesa…vi el collado con mucha nieve, y otra vez dudas… pregunté  a una persona que vi en Lescun y me dijo que no había nada de nieve, que se había derretido, luego me pregunté para qué pregunté, si yo ya veía que había nieve, y mucha casualidad iba a ser que supiera el señor exactamente cómo estaba el sitio por el que yo quería pasar ese día…

En el centro el collado de Petrechema con nieve

Después de la carretera viene un carretil, con bastante pendiente pero con algo de sombra, luego el último parking para coches y a partir de ahí ya camino, no queda mucho al collado.

Puente de Lamary, empieza la última subida

Vista atrás hacia el llano de Ansabere

La subida al collado desde el último sitio al que llegan los coches es corta y bastante empinada, y al llegar a los neveros vi que hacía buena huella y los podía pasar sin riesgo, así que último esfuerzo y al collado de Petrechema. Para mí fue muy chulo, había conseguido mi reto y además disfrutando a pesar de haber sufrido también, el hecho de ir sola hace que todo dependa de ti y la concentración sea mayor. En el collado sentí que ya solo quedaba lo más fácil, y fue para mi un momento muy emocionante. 🙂

A partir de allí la bajada a Linza más feliz que una perdiz, coincidiendo además con Ainara y Patricia que me dieron una alegría!

Muchas gracias a tod@s las personas que me habéis ayudado de una forma u otra en mi mini-aventura, con material, con fuerzas mentales, pendientes de si todo iba bien…

A pesar de estar al lado de casa y ser algo que para muchas personas puede ser insignificante, para mí ha supuesto otro reto, romper otras barreras físicas pero sobre todo mentales y pensar que nosotras, acompañadas, solas, o como elijamos, también podemos plantearnos lo que queramos.

En Linza ducha, bocata, jarra… y a disfrutar de los momenticos vividos y del verano que por fin ha llegado!

12 comentarios en “La Senda de Camille, un reto

  1. Oooléeee, dí que sí!!!…Zorionak por el reto!!!
    Me alegra leer que retomas el blog… aunque no es la primera vez que lo leemos… jejejeje.
    Como siempre muy buena crónica y fotos espectaculares.
    😉 Un gazapo… en el pie de foto de Lizara, tienes puesto Linza 😉
    Un abrazo y a disfrutar!!!

    1. Eskerrik asko Arantza!!!! Jejeje a ver si esta vez es verdad sí, me alegro de reencontrarnos por aquí, muchas gracias por tu comentario y por avisarme del gazapo! Un besico!!!! 🙂

    1. Warg!!! Fundamental tu colaboración a la aventura, en especial el aporte de la Opinel jejeje, Es verdad que a veces no hace falta irse lejos, solo cambiar el chip y mirar viendo!! Muchas gracias!!!! 🙂

  2. Preciosa vuelta que tenemos en la agenda, a trocitos todos hemos pasado x esos lugares pero de seguido es un bonito reto… y bienvenida por el blog nuevamente! Abrazos!!!

    1. Muchas gracias Ina!!! Sí es un reto muy bonito, seguro que lo haréis en algún momento, aunque ahora os vienen otros planes nada pequeños… 🙂 Un abrazo muy grande!!!

  3. Lauraaaa!!! Que no había leído el post (no sabía que habías retomado el blog…)!! A mi si que me dio alegría verte! Me ha encantado el post!!! Sigue así, disfrutando de la montaña como lo haces, con esa pasión por todo!!
    Por cierto!! Zorionak por el carreron de Tena!! Estuvimos siguiendo la carrera como si estuviéramos allí, con muchos nervios pero sobre todo con mucha ilusión por el carreron que estabais haciendo!!
    A ver si nos vemos pronto! Un muxu gigante…

    1. Eskerrik asko Ainara!!!!
      Qué guay que lo siguieráis, fue un día chulísimo, tengo unos recuerdicos… eso eso, a ver si nos vemos, tenemos que organizar algo este otoño o para la primavera con comida incluída!
      Un abrazo muy grande y muchísimas gracias Ainara!!

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